Una pareja normal.

La ciudad era de lo más normal, adoraba aquel enorme letrero LAX...me hacía sentirme toda una estrella de Hollywood..

-¿Donde te dejamos Diego?- pregunto mi padre mirandonos por el espejo retrovisor..

Lo miré con angustia, no quería que se fuera ahora..

Él me sonrió con complicidad.

-Si no le molesta señor, me gustaría ir a su casa, yo tomaré un taxi a mi hotel-

-¿En que hotel te hospedaras?- pregunto mi hermanastra.

-En el Avalon Beverly Hills- se encogí de hombros.

-Wow, ese hotel es muy caro- murmuro mi padre- ¿A que se dedica tu padre?-

-El maestro en la Universidad de Harvart, enseña medicina- mintió adiestradamente, me dieron ganas de reír, pero solo me limite a apoyar mi cabeza en su hombro.

Miré el gesto que hizo Bri al mirar ese cariño, con codicia.

-Debe de ganar muy bien, ¿Como se conocieron?- pregunto mi madrastra.

-En la preparatoria, hace seis meses- respondí algo petulante, tenía algo que Birtanny no y no lo dejaría ir.

-Una belleza señor, si me permite decirlo-

Recorrimos la ciudad hasta llegar al edificio donde vivía mi padre, era un departamento con dos cuartos y medio, tres baños, sala, comedor y cocina.

Bajamos las maletas y nos presipitamos al asensor, no sin antes mi padre presentarme al joven portero.

Un chico de unos 18 años, que de seguro no trabajaba allí por placer, algo moreno y de ojos negros.

-Hola Javier- le saludaron Jenifer y Bri las cuales se adelantaron.

-Javier ella es mi hija, Agueda, vivirá con nosotros a partir de hoy- el muchacho me miró a los ojos y me sonrió.

-Un gusto- me saludo, era obvio que era mexicano o por lo menos no de este país, en cierta forma sentí simpatía por él.

Estreche su mano y asentí tímidamente.

Y como esperaba William gruño.

Cuando dejamos atrás al chico y subimos al ascensor me acerque a William para susurrarle al oído.

-Deberías de dejar de ser tan celoso, no puedes ir golpeando a cualquier chico que se me acerque- le advertí entre divertida y enojada.

-No puedo evitarlo- gruño- Al fin y al cabo, tengo demasiada testosterona en la sangre.

Sonreí y lo abrace, Dios Mio, cuanto adoraba estar en sus brazos.

El ascensor llego al quinto piso y se abrió como se esperaba, mi padre me sonrió.

-Bienvenida- me dijo y abrió la puerta del piso.

Era bonito, decorado con buen gusto, la sala era lo primero que se veía, sillones de cuero color marrón, una mesilla con flores en medio, mini-bar, después el comedor y un pasillo que daba a las habitaciones.

-Iremos a desempacar- le anuncié a mi padre y William camino detrás de mi hasta llegar a la puerta que sería "nuestra habitación".

Por fortuna allí no estaba Britanny y me importaba poco donde estaba.

-Lindo- comentó un poco contrariado.

La habitación era muy grande, si, estaba diseñada como para gemelos, camas individuales, mesa de noche con lampara y un closet para cada una..

Lo que lo hacía peculiar era que justo en la mitad, donde todo se separaba un lado era rosa, un rosa pálido y combinada con todo lo que le rodeaba, todo era estilo "Sharpay", y del otro lado, era color morado fuerte, la colcha de la cama también era morado, pero más bajo, la armazón era blanca, al igual que todo, solo que le faltaba mi toque.

-Ayudame- le dije a William..

-No lo sé, la cama se ve muy cómoda- dicho esto, se acosto sobre la mía.

-Si que gracioso, hay que "Aguedizar" este lugar- abrí mi maleta donde traía algunas cosas de decoración, en ellas mis posters de Paramore, One republic, y los miles de recortes de revistas, que podrían servir muy bien de papel tapiz.

Me quite los zapatos para no ensuciar la alfombra color caoba, él me imito.

-Digame su alteza lo que quiere de mi, haré lo que sea por usted- dijo inclinandose en reverencia.

-Muy bien- dije me acerque a él hasta que sentí su respiración agitarse en mi rostro..-Lo que quiero...es...

Lo murmuré tan cerca de sus labios, a solo unos pocos centimetros..

La atmosfera cambio de repente, era lo que nunca cambiaba entre nosotros, estuvieramos donde estuvieramos..

Era porque eramos solo nosotros.."Dios los hace y ellos se juntan", era porque pertenecíamos juntos, fuera en México, Washintong o China..

-Quiero que me ayudes a pegar todo esto- me alejé brutamente de él, y aunque me sentí mal, también me sentí poderosa.

Él se quedo allí como encandilado y frustrado..

Me dí la vuelta divertida por el juego que había comenzado, empecé a sacar mis cosas de poco a poco, mis zapatos, que en realidad eran muy reducidos, eran más como una colección de convers, color blanco, negro, de los dos, azules, y rojos, flats de colores básicos como negras, blancas y de colores, al igual que un solo par de tacones altos..

-¿Crees que puedes hacerme eso?- me rodeó con sus brazos por la cintura y de repente me sentí nerviosa, estabamos solos, en mi nueva habitación y cualquiera pudiera entrar, y lo que menos quería era un sermón sobre sexualidad y responsabilidad.

-No creo que este bien esto- murmuré.

-Sabes que nunca haríamos nada que no quisieras, yo solo quiero besarte- murmuro en mi oído.

Lo encaré divertida.

-Entonces cierra los ojos- me miró inseguro.

-Vamos, nada de trampas- me dijo.

Negué con la cabeza y mis rizos saltaron de un lado a otro.

-Esta bien-

Cerro los ojos y yo me puse de puntas para presionar suavemente mis labios en los de él.

-¿Solo es?- pregunto.

-Si- le sonreí picaramente.

-No importa, fue el más dulce de los besos- y después se puso con su tarea.

Guardé mis cosas, los pantalones de un lado, los shorts también y las pocas faldas, que si eran demasiado escasas, y dad la ironía tenía demasiados vestidos, de muchos colores, pero nunca los utilizaba, siempre me los ponía en casa solo para mirar que tal se me miraban, pero nunca encontraba ocasión de usarlos.

Las blusas blancas dominaban, eran de todos los diseños, después estaban las moradas, las hippies, chalecos y pashminas.

-No te vez de las chicas que utilizan vestidos- una voz interrumpió nuestras tareas, una irritante voz.

-Si los utilizo- me volví a mi "hermanita" con enfado- Pero tu me conoces tan poco como conoces de literatura.

-En realidad- intervino William- Espero que ella utilice ese bello vestido color azul esta noche, le enseñare, me gustaría llevarla a cenar esta noche.

Britanny me miró espectante y yo sorprendida a William, tal vez lo hizo por salvarme, pero no me desagradaba la idea.

-Bueno, yo me voy tengo una cita esta noche- dijo la princes y salió de la habitación.

-¿Ahora me comprendes cuando te digo que es una princesa?-

Me dirigí a la cama y me subí en ella al lado de William para ayudarle a pegar todo..

-Creo que es una chica que necesita mucho- comentó.

-¿Que diablos necesita?- pregunte.

-Algo, siento que le falta algo-

-Encanto- bufé.

-Es encantadora- murmuro.

-Oye- le dije irritada por su comentario, de di un suave golpe en el hombro.

-¿Estas celosa?- pregunto.

-No- le saqué la lengua.

Me bajé y lo dejé que terminara, me senté en el borde con los brazos cruzados.

-¿Agueda?- pregunto.

Pero no le conteste..

Un miedo me invadía, era estúpido, era un miedo muy grande, más que dejarlo ir, o separarnos cuando él se fuera, porque sabía que él me seguiría queriendo, pero...

¿Que pasaba si él algún día dejaba de hacerlo?, ¿Si dejaba de quererme?..

Era una posiviliadad que ni siquiera me gustaría pensar

Me di cuenta de que estaba llorando cuando las lágrimas cayeron en mi brazo.

-¿Te he hecho llorar?- pregunto William- Oh, Agueda, yo no pensé que...eso te afectara tanto.

Dejo lo que hacía y se sentó a mi lado..

-Ague, yo, niña, no llores- me rodeó con sus brazos- ¿Que no lo entiendes? Hay cientos de chicas encantadoras, pero para mi, solo a una, y esa eres tu.

Lo miré y sabía que tenía razón, pero...aun así..Era como ese miedo que algunas personas le tiene a la muerte, esa angustia que se sentía..el nudo que no te dejaba respirar..

-¿Pero y si...-la voz se me quebraba- si cambias alguna vez de opinión?....¿Si tu también te vas?...El amor no dura para siempre.

Me acarició el rostro, atrapando las lágrimas y secandolas.

-El amor es como la materia...No se crea ni se destruye solo se trasforma...- estaba cayendo en la cuenta que estaba actuando como una niña mimada- Yo buscaba algo y lo encontré al verte, ¿No lo entiendes? Necesitamos estar juntos, estamos hechos para eso, tal vez dentro de algunos años será otro tipo de cosas y cuando seamos viejitos, sera esa ternura con la que te miraré sabiendo que te ame con todas mis fuerzas y que pasamos toda nuestra vida juntos, ya no abra tal vez pasión o deseo, pero si amor..

Sus palabras ahuyentaban mis miedos.

-¿Eso crees?- pregunté.

-Ague, ¿Alguna vez te e dicho alguna mentira?- parecía ofendido por mi inseguridad.

-Empecemos por tu nombre, si, creo que si- a mi pesar tuve que sonreír.

-Eso ya sabes porque fue, no tienes porque ponerte celosa- seguía acariciando mi mejilla con las yemas de sus dedos, lo cual me causaba un leve cosquilleo.

-Ummm, ¿yo no puedo ponerme celosa, pero tu si puedes golpear a cualquier pobre chico que sea amable conmigo?-

-Eso es diferente- frunció el gesto.

-¿En que?-

Espere por unos segundos su respuesta.

-En que tu eres demasiado inocente para saber lo que pasa por la cabeza de un hombre- respondió al final.

-¿Por la cabeza de un hombre? ¿Osea por la tuya?- mi tonó de voz se volvió aterciopelada.

-No, pero aun así- se enfurruño.

-No seas idiota- le ataje- No son buenos los celos, te va a dar gastritis.

Se rió de mi ocurrencia.

Me levante y empecé a poner los libros y la laptop en el escritorio que tenía, eran muchos libros, así que ocuparon toda la parte de arriba, después estaban los pocos cd´s y una lampara.

-Gracias por decir eso enfrente de Bry, no es necesario que me lleves a cenar, aunque me encantaría un Starbucks ahora mismo- le dije después de unos momentos, él se hallaba placidamente acostado en mi cama..

-Un Starbucks no se compara con el café de Beverly Hills-

-Starbucks es genial, a mi me gusta más que cualquier cafe caro- le ataje.

-No lo has probado- volvió a insistir.

-Ni lo haré- insistí yo, terca.

-¿Quiere decir que no vas a ir a cenar conmigo?- pregunto- Me vas a dejar cenar solo en ese restaurante grande y elegante, con chicas con vestidos sujerentes, mirandome con intensión mientras yo brindo con ellas con agua mineral...

Fruncí el ceño y le di la espalda profiriendo un gruñido.

-Usar los celos no te funcionara ahora- le anuncié.

-¿Porque no quieres ir a cenar?- pregunto.

-No es eso es que, aun estoy cansada y...No hemos desayunado-

Él miro su reloj de pulsera, no se lo había visto nunca..

-¿Que hora es?- pregunte asercandome a él y haciendo que extendiera la muñeca, era la correa de cueron negro, cuadrado y algo grande aunque en su muñeca quedaba bien.

-Las 9 y media, todavía es temprano- murmuro- ¿Que tanto le vez al reloj?.

-Me gusta- respondí sonriendole.

-¿Enserio? Yo lo odio-

-¿No te gusta?-

-No-

-¿Es tuyo?-

-Si-

-¿Me lo regalas?-

-No- dicho esto se hecho a reír.

Termine de arreglar mi media habitación.

-¿Que te parece?- pregunte mirando alrededor.

-Muy bonita, muy Agueda- me sonrió y me tendió la mano para que me sentara a su lado.

Solo se escucharon nuestras respiraciones por unos minutos..

-¿Sabes?, por primera vez parecemos dos novios normales- interrumpí el silenció.

-¿Porque lo dices?-

-Porque ahora estas aquí, relajado, ya no hay más dolor en mi, porque somos libres de ser quien somos frente a frente- dicho esto lo miré a los ojos.

-Eso es genial- sonrió.

-Y porque una novia normal iría con su novio a una rica cena-

Su rostro se ilumino de inmediato.

-¿Irás conmigo a cenar?-

-Claro- le devolví la sonrisa- No dejaré que esas chicas se te acerquen más de 10 metros.

Rió suavemente y se levanto.

-Entonces tengo que irme- dijo de pronto.

-¿Porque?, quedate a desayunar-

-No, tomare algo de Starbucks en el camino- me guiño un ojo y sonrió con malicia.

-Maldito- le dije divertida.

Se despidió con un suave beso en la mejilla y desapareció de mi habitación.

Después de unos minutos en los cuales me quede en blanco, caminé a mi recién ordenado closet..

Bueno Agueda, demuestrale quien tiene el poder...

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¿No han sentido que cuando estas con el chico que te gusta o que quieres o con tu novio, puedes tener el poder de comprarlo con una sonrisa? ¿Que si solo sonríes él estaría dispuesto a bajar una estrella o simplemente te la devuelve como si le hubieras dado un regalo?..


Bueno, les contaré algo sobre mi, hahaha, creo que ya les había contado del chico que me gusta, bueno, hoy fue un gran día, nos encontramos a la salida y nos fuimos caminando, al principio fue algo incómodo porque mis amigas iban detrás de nosotros mirando todo lo que haciamos, pero como yo no sabía de que hablar, saque mi ipod y le pregunte que que musica le gustaba (cosa que obvio ya sabía yo) y le pase un audifono...


Mis amigas venían muertas de la risa, el es como 15 centimetros mas alto que yo, así que él tenía que inclinarse hacía mi y yo caminar de puntillas hacía él..


Y dejen de eso, hice el oso contandole la tragica historia de mi conejo muerto...


Todo me paso hoy, pero, de cierta manera, me hizo sentir especial, como si nadie pudiera reemplazarme, como si fuera única..


:D


Bueno ya las aburría así que mejor comenten..


Las amo!!!


Bye.