Lugar secreto.

-¿Pienas salir a algún lado hoy?- pregunto mi madre.

-Si, en realidad...-

-Bueno, es mejor me duele la cabeza-.

Eso no era ninguna novedad, además pasar el tiempo con mamá no es la cosa más interesante que puedo hacer.

Seguí picoteando mi comida, se me había quitado el apetito con el comentario de mamá, era como si no quisiera que estuviera con ella.

Bueno yo tampoco queria estar con ella de todos modos..

Termine de comer y levante mi plato, lo fregé, después subi a mi habitación...

Ash, en realidad debía de volver a decorarla, ya llevaba más de 5 años sin cambiar su estilo...

Todo era tan, rosa...

Me miré al espejo, sin saber que hacer con mi pelo...

Él dijo que si nunca me lo recogía...

Pero deseche esa idea de inmediato, en realidad odiaba recogerlo, así que lo deje como estaba, al igual que mi ropa, no era más que lo basico y pasado de moda, un jeans, blusa blanca y mis botas...

El tiempo se me hizo eterno, hasta que poco a poco las manecillas fueron haciendome el favor de avanzar..

El timbre sonó y el corazón me dio un brinco..

-Tu debes ser el chico que ira esta tarde con Agueda- dijo Nana.

-Nos vemos Nana- dije corriendo por las escaleras y tomé mi bicicleta y sali con ella.

-¿Me diras a donde vamos?- dijo él montando la suya.

-Tu solamente sigueme- dije y empezamos a pasear por las calles hasta llegar a unas que no estaban empavimetanadas y llegaba a unos campos donde se cultivaba caña y maiz...

-Te cuidado- le grite.

-Esta bien, ¿Que haces aqui?- pregunto.

-Te dije que asi pasaba las tardes- dije yo y fui por un camino mas estrecho entre dos campos de maiz hasta que se abrió dejando paso a un enorme árbol y pasto.

-Wow- se escapo de su boca.

-Si, es genial- dijo yo pedaleando hasta el enorme árbol.

-¿Esta permitido estar aquí?- pregunto preocupado.

Me encogí de hombros..

-En realidad no lo sé, no se de quien es, pero hace dos años lo encontré y nadie ha venido, así que me he encargado de ayudar a remodelar la cabaña- le conte.

Me baje de la bicitleta y el me imitó.

-¿Cual cabaña?- pregunto...

-Esa- en el enorme árbol había una pequeña como casa, pero las ramas lo hacían bastan grande, así que para mi era una cabaña.

-Es genial- murmuro.

Dejamos las bicicletas en el pasto y yo insipire el aire fresco de aquel lugar.

Lo había descubierdo cuando mis padres se peleaban y yo tenía que hubir de aquel infierno, así que una vez vagando me perdí y lo encontré desde entonces lo visitaba todas las tardes.

Diego mirbaa alrededor, me mordí el labio inferior, nunca nadie había entrado allí y aunque me moria de ganas de compartir un pedazo de mi vida con alguien como él, me daba miedo, pues era mi espacio, era como en si decirlo, mi soledad, la cual nadie veía..

Nadie veía..

-¿Y que haces aquí?- pregunto.

-Lo que sea, mira te enseñare- le dije y con ayuda de una soga trepe hasta donde se encontraba la casa.

Me miró con desconfianza...

-Tu puedes hacerlo- le animé.

-¿Y si caigo?- pregunto.

-No pasa que te rompas un hueso y tenga que llevarte al hospital- lo miré a los ojos- Vamos es broma.

-Esta bien-

Deje caer la soga y él trepo hasta donde yo estaba..

-Deberías poner una escalera- dijo él.

-La hay- dije caminando por la plataforma de madera- Aquí al otro lado- la señale...

Él me miró con la cara desconsertado..

-¿Entonces...

-¿Porque subo por la soga?- él asintió.

-Porque es mas divertido- le sonreí- Y más seguro.

Se rió de mi ocurrencia y me siguió al interior de la cabaña.

-Tu hiciste todo esto- pregunto cuando miró lo que tenía adentro.

-No, solo lo limpie y traje algunas cosas- dije...

-¿Por que te gusta estar aquí?-

Lo pensé un momento, no quería contarle el traumatico divercio de mis padres y el tipo de problemas que tenía una chica como yo.

-Es bueno tener tu propio lugar, aunque este tecnicamene no sea mio, pero, aquí puedo venir, cantar, hablar sola- me senté en el piso de madera- Sin que nadie me juzge.

No lo perdí de vista mientras caminaba por la estancia, estaba nerviosa y sentía mi corazón palpitar por todo mi cuerpo..

-Es genial- se volvió a mi para mirarme.

Sonreí dando gracias a Dios por que al fin alguien no pensara que estaba loca totalmente.

-Bueno, Diego- tomé una linterna e ilumine su rostro- Si ese es tu verdadero nombre..

Soló unas cuantas carcajadas y levanto las manos.

-Soy inocente lo juro- dijo él riendo.

Baje la linterna..

-Bueno, ahora que ya te mostre mi escondite tu cuentame de ti- debería de igualar el marcador.

-No hay mucho que contar-

-No importa- dije terca en no dejar que se fuera sin decir nada.

-Tengo 16 años, me encanta la musica, he intentado ser vegetariano pero nunca pude- dijo y mientras lo decía yo lo miraba directamente a los ojos, me facinaban los ojos obscuros, pero los de él era tan negros que me daba un escalofrio al mirarlo.

-¿Tu no eres de aqui?- pregunte pero sonó más que una afirmación, sabía que nunca lo había visto en mi vida antes de entrar a la escuela superior.

-No- dijo pero no sonrió.

-¿De donde eres?-

-Soy de Houston- dijo él bajando la mirada.

-¿Houston? ¿Que haces en un lugar como este?- pregunte realmente extrañada.

-Problemas familiares- respondió.

-Oh- fue lo unico que dije.

No podía exigirle que me me contara si yo tampoco había estado dispuesta a que supiera, nos quedamos en un silencio cómodo por unos minutos.

-¿Sabes algo?- pregunto.

-¿Que?-

-Eres una gran compañia- dijo él- Aquí todo el mundo se ve como si fuera de otro planeta.

-Bueno, eres de Houston, eso queda miles de kilometros- me reí- Sabes a lo que me refiero.

-Trato de hacerlo- sonrió y sus ojos me decían que era algo de broma.

-No te preocupes, todo el mundo trata, pero nadie puede- me levante de donde estaba- Será mejor que nos vayamos va a obscurecer..

-Tenía mucho tiempo si usar la bicicleta- comentó.

-¿Enserio?-

-Si- salimos de la cabaña y yo baje por la soga.

-Yo bajaré por las escaleras- dijo él.

-Pero es mas seguro hacerlo por la soga- dije rapidamente.

-No lo creo-

-Creeme- le adverti.

-Se lo que hago- Diego cruzo hasta donde se encontrabna las escaleras.

-Diego...- debería de decirle...

-Auch- se escucho y después de unos cuantos pedazos y crujidos de madera corrí hasta donde estaba Diego tirado..

-¿Estas bien?- pregunté preocupada.

-Si- dijo estaba tirado de espaldas.

-Todos los días se aprende algo nuevo ¿He?- me reí mientras le tendía la mano.

-¿Cual es la enseñanza de hoy?- pregunto ironico.

-Que yo se de lo que hablo aunque no lo paresca-

-Lamentablemente mi chamarra no dira lo mismo- dijo él.

-No te preocupes, se lava-

Él tomó mi mano, aunque en realidad no podría ofrecerle mucha ayuda, pero en ese momento mi corazón dio un brinco palpitando rapidamente y mi sonroje..

-Vamos, pronto va a obscurecer- colcí a repetir y poco a poco me soltó la mano.

Volvimos por nuestro camino mientras que la tarde caía con sus rayos dorados sobre mi piel..

-¿No te encanta esta hora del día?-le pregunte.

-¿Eh?- parecía no entenderme.

-Si, como aprece todo estar en paz, tranquilo, el color que toma el cielo, todo- estaba en mi ensoñación.

-Agueda ¡Cuidado!- se escucharon los frenos de su bicicleta..

Para mi era un poco tarde para frenar.

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